sábado, 17 de marzo de 2012

En los andares lleva escrito la buenaventura que le leyó aquella gitana en Vallecas.
Cuando llegó al pueblo todo fueron días buenos, viejos vinos corrían por su cuerpo,
viejos amigos, viejos leños...

Se comía todos los diás un buen cocio, tenía a alguien que tenía apunto su casa.
Tenía alguien que le calentaba la cama, la entrepierna y el alma.


De madrugá salía con sus cabras, volvía ya anochecio cantando entre los jarales.





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