miércoles, 25 de abril de 2012

Cómo no oir la música de las calabazas
que cuelgan en medio del cementerio
del que huías a tó correr cuando chico.

Cómo no imaginar el lago
donde decenas de cuerpecinos oscuros
no veían ni de lejos los días venideros.

De los chanchullos tribales,
de muertes llenas de incógnitas,
de la fila de bebés en orinales de comuna...

Cómo no oir calabazas sin muerte,
cómo sentir el olor del otro mundo 
solo con tus palabras...

Su mala estrella

Después de su impoluta y acogedora casa,
ha ido mostrándome la mala estrella que le marcó la vida.

Sus días pasan inadvertidos,
me cuenta que espera paciente su muerte
y que ya no cree que se vaya a juntar con él
en ninguna parte.

Busca su sitio en lugares dispares,
mas la gran herida le persigue...
Y no encuentra el dolor en el sosiego,
y no da con el sosiego en el dolor...

jueves, 19 de abril de 2012

No soy yo, la del lienzo es ella.
En aquella época yo me creía que el verde
era el único color de la esperanza.
El cielo es verde pues, 
yo, yo...hubiese dado algunos años de mi preciada vida
por que ella hubiese tenido un ápice de esperanza
que le hubiese invitado a quedarse.

Inmenso el suelo, sin rastro de vida alguna,
con cientos de noches sin poesía,
sin volar de madrugada,
con largas lágrimas,
sin ni siquiera sentir el frío de la nostalgia...

martes, 10 de abril de 2012

Los cernícalos que inmóviles mantienen el vuelo, 
como la luz varía las formas de las fachadas,
la piedra que machaba y las manos que apretaban

Vidas que nunca mueren, 
refranes de cuando nos levantamos,
el azucarero con terrones amarillentos por el café pegaino,
el ventanal con el pollo lleno de tus plantas,
tu algarabía. Tus silencios en los días grises

Los cernícalos han vuelto y siguen manteniendo el vuelo...