miércoles, 11 de julio de 2012

Palacios, chabolas



Vuelvo a ti y el primero de tus barrios me vuelve a asegurar nuestra deuda pendiente.
Que fuiste las calles de su desesperación
y te debo que nunca más volvimos.
Que yo nunca más volví para no mirar el cordel donde ella tendía la ropa
entre cientos de pensamientos que volaban a toda velocidad.


Para no mirar las calles por donde de chiquinina me llevaba por la mano bien prieta,
para no re-descubrir que eres la ciudad que más me guarda de ella.


Me debes la traición de acoger los días de mi infancia
para luego culminar en ti la explosión de su delirio,
su desolación, sus días de maldita desgracia.


Te debo quizá mil lágrimas,
mis recuerdos de aquella casa de la que ella era criada mimada





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